"Toda la mano será la décima parte del hombre; desde la base del mentón hasta la parte superior de la cabeza hay un octavo de su altura; desde las tetillas hasta la parte superior de la cabeza, será la cuarta parte de la altura". Si todavía sigues leyendo sin ir a buscar una cinta métrica, estas frases fueron escritas por Marco Vitruvio Polión, un arquitecto romano que vivió en el siglo I a.C., cuyo mayor legado fue De Architectura Libri Decem, un tratado escrito en latín traducido al español como Los Diez Libros de Arquitectura. Los datos presentados por Vitruvio fueron recopilados y dibujados unos mil quinientos años después por Leonardo Da Vinci, en su famosa obra L’Uomo di Vitruvio, intensamente reproducida en diferentes contextos, desde portadas de libros hasta delantales de cocina.
Da Vinci representa a un hombre desnudo en dos posiciones superpuestas, inscrito en un círculo y un cuadrado e incluyendo las proporciones perfectas del cuerpo según los preceptos de Vitruvio. Encontrar una razón para las proporciones de la naturaleza y el hombre es algo que siempre ha fascinado a los estudiosos. Y buscar la relación del cuerpo con los espacios también. Vitruvio argumentó que los edificios deberían basarse en la simetría y la proporción de la forma humana. "Para él, la composición de los 'recintos de los dioses inmortales', es decir: los templos, depende de la proporción". [1]
En Alemania, en 1936, entre las dos guerras mundiales, Ernst Neufert lanzó su seminal Bauentwurfslehre, más conocido como Arte de Proyectar en Arquitectura o Architects' Data. El libro presenta ilustraciones a escala de tipologías arquitectónicas básicas que fueron diseñadas para permitir la producción rápida y sistemática de edificios. Desde su primera edición en 1936, se han publicado 39 ediciones alemanas más y se ha publicado en 18 idiomas, vendiendo más de un millón de copias en total. Incrustadas en sus páginas habían prescripciones de un comportamiento apropiado, roles de género reforzados y cuerpos humanos estandarizados. Por ejemplo, mientras que una figura masculina se presenta al principio como “la escala de todas las cosas”, en los ejemplos de dimensiones para cocinas solo se incluyen figuras femeninas.
En 1948, el arquitecto Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, lanzó una de sus publicaciones más famosas, The Modulor, seguida de The Modulor 2 en 1953. En estos textos, Le Corbusier dio a conocer su visión de las investigaciones que tanto Vitruvio como Da Vinci habían emprendido antes que él: el esfuerzo por encontrar una relación matemática entre las medidas del ser humano y la naturaleza. En sus cálculos, esta relación, que también llamó Modulor, era un sistema de medidas a escala humana basado en la proporción áurea. Su Modulor finalizado estaba compuesto por tres medidas principales: la altura del hombre estandarizado, que era de 1.83 metros o 6 pies de altura (anteriormente, el modulor tenía 1.75 m de altura, lo que era equivalente al promedio del hombre francés); la altura del hombre estandarizado con el brazo levantado, que era de 2.26 metros; y la altura del ombligo, considerada la marca a mitad de camino hasta la punta del brazo levantado, que era de 1.13 metros. Estos también son los tres intervalos que constituyen la proporción áurea de Fibonacci.
El propósito del Modulor era crear una escala universal para los edificios, evitando la confusión de convertir entre los sistemas métrico e imperial. El Modulor se aplicó a las dimensiones del hogar, pero también a los muebles, con el objetivo de proporcionar al usuario una sensación intrínseca de bienestar y comodidad. La Unidad de Vivienda de Marsella fue el primer proyecto en el que todas las dimensiones eran múltiplos del Modulor.
Sin embargo, hasta este momento, cada representación siempre tuvo como referencia a un hombre joven y sano. Como señala el arquitecto Lance Hosey, “Los diferentes métodos utilizados para representar al cuerpo revelan que la 'figura humana' tiene género y raza: masculina y blanca. [...] Las ilustraciones dimensionan el cuerpo en varias posiciones, pero solo se muestra un tipo de cuerpo. Históricamente, cuando se propone un solo cuerpo para representar a todas las personas, el cuerpo es masculino. Tales estándares permanecen firmemente incrustados en la arquitectura moderna, en las dimensiones, conexiones e ideas del espacio mínimo y eficiente, y en las regulaciones que los controlan". [2]
De hecho, esto va mucho más allá de la arquitectura. En su libro Invisible Women: Exposing Data Bias in a World Designed for Men, Caroline Criado Pérez expone cómo el mundo, en general, está diseñado de acuerdo con las dimensiones masculinas, desde cinturones de seguridad hasta los software de reconocimiento de voz, que funcionan mejor para los tonos de los hombres.
Citando a José Almeida Lopes Filho y Sílvio Santos da Silva [1], fue a partir de los años sesenta que algunas concepciones empezaron a cambiar, al menos en los manuales. “La comprensión de que había un gran número de personas en situación de discapacidad, que había necesidades adicionales de los ancianos tras los avances de la medicina, llevó a comprender que los hombres no son todos iguales. [...] Fueron los países nórdicos e Inglaterra los que sugirieron que la comprensión vitruviana de la 'figura humana bien constituida' podría ser reemplazada por la del hombre concebido, respetado y analizado dentro de la diversidad de sus capacidades y, también, de sus discapacidades".
Además del sexo, la dimensión y la forma del cuerpo varían según las diferencias físicas y culturales, incluida la raza, la edad, la nacionalidad, la ocupación y las condiciones socioeconómicas. Selwyn Goldsmith, en su libro Designing for the Disabled: A Manual of Technical Information, sacó a la luz las dimensiones particulares de las personas en sillas de ruedas e incluyó variaciones basadas en el sexo, la edad y las habilidades.
Entre 1974 y 1981, la firma de diseño Henry Dreyfuss Associates desarrolló la guía Humanscale (que comenzó a reimprimirse en 2017). Sus gráficos muestran las medidas del cuerpo humano y cómo se relaciona con el espacio circundante. Tienen la intención de servir como guía general de diseño, desde asientos y sillas de ruedas hasta vehículos y cascos, y representan a hombres, mujeres y niños, incluidas personas en situación de discapacidad y adultos mayores. Utilizando una capa selectora que gira en torno a cada modelo, los usuarios pueden recopilar datos, según la edad, el tamaño o la movilidad de la persona en cuestión.
En cualquier caso, siempre es prudente analizar los manuales con ojo crítico. Según Lance Hosey [2], "los antropometristas han estado de acuerdo durante mucho tiempo en que un promedio es una abreviatura engañosa que causa errores peligrosos" [2]. Según el autor, describir algo como "normal" es cuestionable. La palabra puede ser cuantitativa, refiriéndose a una distribución estadística. Pero, quizás con más frecuencia, puede ser cualitativo, lo que implica un estándar de evaluación con carga política. Es decir, si existe lo normal, cualquier cosa ligeramente diferente se considerará anormal. "Las normas y los ideales se confunden habitualmente, e identificar un tipo como 'normal' crea una distinción entre el yo y el otro, entre el sujeto privilegiado y el objeto marginado. Al posicionar un tipo de cuerpo para representar a todos, estas métricas de estandarización respaldan esta dicotomía".
Si bien la mayoría de las guías, normas y teorías comienzan a incluir peculiaridades, buscando abarcar la mayor cantidad de personas y realidades posibles, no es difícil observar cuántas de nuestras arquitecturas y ciudades se mantienen resistentes a las diferentes posibilidades. ¿Existe una herencia modernista, modeladora e incluso opresiva suspendida en el aire? ¿Es una arquitectura moldeada por las proporciones del hombre o es un intento de moldear a sus habitantes? Lo único claro, por el momento, es que los lectores no deben preocuparse si es que sus proporciones no se parecen a las del Hombre de Vitruvio.
Notas
[1] José Almeida Lopes Filho e Sílvio Santos da Silva. Antropometria. Sobre o homem como parte integrante dos fatores ambientais. Sua funcionalidade, alcance e uso (1). Arquitextos Vitruvius. Disponible en este link.
[2] Lance Hosey. Hidden Lines: Gender, Race, and the Body in Graphic Standards. Journal of Architectural Education. Noviembre 2001.
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